JORGE LORENTE

Estudie y me gradué como profesor de la Técnica Alexander (2006-2009) en The Constructive Teaching Centre, Londres, la escuela que fundó y dirigió Walter y Dillys Carrington, después de la muerte de F.M. Alexander en 1955.


Certificado por S.T.A.T.(Sociaty of Teachers of the Alexander technique).


Después de graduarme en julio de 2009, trabajé como profesor en la escuela  The Constructive Teaching Centre, y en LAMDA (London Academic of Music and Dramatic Art). También colaboré como profesor dando clases individuales a trabajadores de la BBC of London.


He impartido clases en varias escuelas de Arte dramático en Madrid y fundé junto a Javier Ortiz el teatro El Sol de York.


Además he colaborado en distintos proyectos de proyección del teatro para jóvenes, como los premios Buero de Teatro Joven, producido por Cocacola, donde cada verano organizan un campamento de teatro para Jóvenes, donde se imparten distintos talleres, el mío es el de voz o habla escénica.


Después de tener que cerrar el Teatro El Sol de York, y decir adiós a uno de mis sueños (La escuela -Teatro) decido crear otro, el centro de Técnica Alexander "dejar de hacer"


Mi experiencia personal

La primera vez que recibí un turno de Técnica Alexander fue en 1999, acababa de empezar mis estudios de arte dramático en Madrid en la escuela de Juan Pastor, y Rafael Navarro Galán era nuestro profesor

de Técnica Alexander.


Recuerdo que mi primera experiencia resulto fascinante, pero en mi caso no fue hasta después de unas  clases cuando de verdad comencé a comprender y asimilar física y mentalmente muchos de sus conceptos, ya que tienes que permitirte vivir el proceso y desarrollo de los cambios que empiezan a surgir en ti.



Constaté los increíbles beneficios de la misma, la calidad y control sobre mi voz hablada y cantada y la sensación de ser mucho mas ágil y libre en escena, era como si mis sentidos se hubieran agudizado y mi constante aceleración por fin hubiese cesado.



Además de los beneficios que me reportó en el ámbito profesional, más sorprendentes han sido los de ámbito cotidiano, demasiados para enumerarlos aquí, pero sin duda reflejo de que algo había cambiado no solo en el lenguaje físico, sino en el psíquico, algo que me resulta ahora más que lógico y obvio, ya que una de las premisas de la técnica es tratar al instrumento (el cuerpo humano) como una unidad psicofísica, un ser indivisible.



Tras siete años de clases particulares, y tras haber adquirido cuatro años de experiencia profesional en el mundo de la interpretación teatral, decidí formarme como Profesor de la Técnica, en la misma escuela en la que se formó mi maestro, y así seguir los pasos de la persona que más positivamente influyó en mi vida.